Nostalgia por el futuro
En una academia de formación profesional me llamaba hace poco la atención un cartel con la cara pensativa de una chica y este mensaje: "¿Recuerdas lo que querías ser de mayor?" Me parece un acierto; no sé si será un éxito publicitario, eso es otra cosa, me refiero un acierto como publicidad poética. En la frase se junta el recuerdo del pasado y las aspiraciones futuras que incluía ese pasado, así como el contraste con el presente en el que esas ilusiones o planes se han estrellado contra la dura. Y, de modo implícito, también contiene el futuro, ya no el futuro del pasado, sino el futuro del presente, todavía abierto, en el que estamos a tiempo de cambiar nuestra vida, y de hacer coincidir el futuro que será con el que debería haber sido y no fue.
Recuerda este anuncio al análisis de la temporalidad de la fantasía según Freud (en "Los poetas y la ensoñación"). Una frustración presente se contrasta con un momento pasado en el que no había frustración, o estaba satisfecha. Y esa satisfacción pasada se proyecta imaginativamente al futuro, normalmente con un desplazamiento simbólico en el que un nuevo objeto se ha sustituido por el objeto que en el pasado nos satisfacía. En "¿Recuerdas lo que querías ser de mayor?" falta quizá el desplazamiento simbólico, o no interesa subrayarlo, pero a cambio se nos proporciona una version más compleja de la temporalidad del deseo. Lo que deseamos no es la satisfacción inmediata, sino poder seguir deseando, no vernos abocados a la muerte del deseo frente al principio de realidad. Deseamos el deseo, es decir, recuperar el futuro del pasado que antes tuvimos, nuestro ser pasado en tanto que proyectado a un futuro deseable. No sólo es más elegante, sino también más modesto; no debería ser mucho pedir... y menos si le añadimos un desplazamiento simbólico al objeto deseado.
Una vez asistí a una conferencia de Linda Hutcheon sobre la nostalgia. Le pregunté al final sobre la posibilidad de una nostalgia del futuro. La idea le pareció interesante (supongo que por lo paradójica), aunque no lo desarrollé más, igual ni yo mismo tenía muy claro en aquel pasado (ay, aquel pasado...) lo que quería decir. Hace un par de años salió por cierto un disco de Constants titulado así, Nostalgia for the Future. La nostalgia, desde luego, es en principio nostalgia de un pasado, "cualquiera tiempo pasado fue mejor" - the nostalgic fallacy. Pero el pasado no es un passé simple. Contiene en sí un presente (el presente que fue), varios pasados (que ya hemos olvidado, pero que entonces estaban muy presentes) y también un futuro: el futuro del pasado, que puede ser hoy para nosotros un futuro pasado, un presente presente (o ausente) y hasta un futuro futuro.
Por eso podemos sentir nostalgia por el futuro: por el futuro del pasado, el futuro que una vez íbamos a tener quizá y que ahora sabemos que no tendremos, o no de la misma manera. No todo futuro pasado fue mejor, desde luego; bienvenido sea el fin de la inminente Tercera Guerra Mundial que iba a llegar en 1983, por ejemplo; tampoco echo muy en falta a las expediciones interplanetarias de 2001; Hal 9000 lo hace mejor solito, y en cambio tenemos Internet que salió de modo imprevisto, al estar presente en muy pocos futuros pasados.
Pero el mejor futuro pasado, el que más echamos de menos, desde luego, es el futuro que deseábamos. Ese es el auténtico lugar de la nostalgia: no el pasado que fue, sino el futuro que no fue, y que sabemos que no será. Que debería haber sido, all being well.
10 comentarios
JoseAngel -
Rima -
JoseAngel -
Magda -
Anónimo -
Jose Angel -
Magda -
Ojalá que las logre.
suigeneris -
No quería chafarte Magda... Ay, es tan distinta la materia de la que están hechos los sueños de la materia de la realidad...
JoseAngel -
Y Magda, me alegro de que te guste. Enhorabuena por lo que dices, es un raro privilegio, pero, hoy que estoy molestón, una preguntita: eres lo que querías ser, pero - ¿eres lo que quieres ser? Decía Proust que cuando alcanzamos el objeto deseado (aunque seamos nosotros mismos el objeto deseado) ya no es lo que era, ni nosotros tampoco. O era Heráclito.
Magda -
Cuando recuerdo lo que proyectaba o imaginaba cuando era adolescente y me doy cuenta de que soy lo que quería ser de mayor, la emoción me abarca y agradezco a la vida que me lo permitió.